Etapa 16: Playa de las Catedrales – Abadín

El Camino Natural de San Rosendo nos descubre sus tesoros.

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21 de agosto de 2021. 52 km / 1195 m+

El día amanece con un fuerte viento del oeste, es decir viento en cara para nosotras, y las pocas ganas que tenemos de recorrer los kilómetros que nos quedan por la costa luchando contra los elementos nos hacen optar por un cambio de planes y en vez de costear hasta Foz, nos adentramos al interior y tomamos la Nacional hasta enlazar con el Camino Natural de San Rosendo, una vez cruzada la ría de Foz. Cuando nos alejamos de la carretera Nacional, volvemos a encontrarnos tranquilos caminos con verdes prados y vacas felices, ahora ya gallegas.

Vacas gallegas

Después de la etapa prácticamente llana que tuvimos ayer, el desnivel regresa a nuestras vidas y hoy vamos a tener que salvar fuertes subidas a lo largo de toda la jornada.

Seguimos subiendo

Para compensar el esfuerzo, el camino es bonito y solitario. A pesar de la dureza, os recomiendo que, si venís por la zona, recorráis este Camino Natural porque realmente merece la pena.

Rodando en soledad

El Camino Natural de San Rosendo en parte recorre una pista que va junto a los meandros del río Masma y que nos deja unos paisajes de lo más bucólicos.

Río Masma

A lo largo de los escasos 8 kilómetros que separan Foz de Lourenzá, no nos cruzamos con nadie.

Camino Natural de San Rosendo

En Lourenzá, en un horno con muy buena pinta, compramos unas empanadas y nos vamos a la plaza de la iglesia a comérnoslas bajo la atenta supervisión de la estatua de Don Francisco Fernández del Riego, hijo predilecto de la ciudad.

Lourenzá

En esta plaza es donde vemos por primera vez un banco con la flecha del Camino como respaldo. Me encanta. Desde aquí envío mis más sinceras felicitaciones a quien se le ocurrió la idea.

Banco del Camino

Al salir de Lourenzá volvemos encontrarnos con una larga subida que afrontamos sin ninguna prisa, poco a poco vamos haciendo camino. Desde que hemos entrado en Galicia, notamos un cambio en el paisaje y los bosques de eucaliptos comienzan a tomar protagonismo.

Entre eucaliptos

En el lateral del camino veo algo que me llama la tención. Me bajo de la bici y tras separar unas hojas, descubro que hay fresas silvestres por todos lados y, además, están en su justo punto de maduración. Creo que es la primera vez que encuentro fresas silvestres y me paso un buen rato haciendo vídeos, fotos y recolectando los riquísimos amorodos.

Amorodos silvestres

Cruzamos Mondoñedo por su bonita plaza de la Catedral de Santa María, pero no nos detenemos ni un minuto ya que esta ciudad se encuentra situada entre montañas y para llegar a Abadín, nuestro destino de hoy, hay que salvar un gran desnivel. Para salir de aquí hay dos alternativas y elegimos el camino que circula paralelo al río Valiñadares que, aunque es 5 kilómetros más largo que el otro, el mismo desnivel se salva más suavemente.
En una pared de la carretera encontramos una reivindicación con la que me siento totalmente identificada.

¡Piña no!

Nos encontramos con unos hórreos algo diferentes de los que venimos viendo en Asturias y que aquí reciben el nombre de cabazos. Aunque la finalidad funcional es la misma, estos son algo más sencillos y están construidos con varas.

Cabazo

También nos vamos encontrando muchas fuentes donde rellenar nuestros bidones, aquí no parece haber problemas de escasez de agua. Esta en concreto tiene un cartel donde se pide que se use, se limpie y se respete el lugar. La verdad es que se agradece encontrar un sitio limpio y agradable donde poder refrescarse y descansar a su sombra.

Fuente del Camino

A falta de campings por los alrededores, cuando llegamos a Abadín nos alojamos en un albergue de peregrinos que está situado en la misma calle principal, el Albergue Goas (www.alberguegoas.com), que está muy limpio y tiene un buen sitio para dejar las bicis. En este establecimiento también ofrecen habitaciones dobles con baño privado por un módico precio por lo que no nos lo pensamos dos veces y decidimos pasar la noche en una cama y con una ducha solo para nosotras. A esas alturas del viaje, esto es todo un lujo asiático.

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