El Teide y sus paisajes impresionantes.
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El Teide y sus paisajes impresionantes.
Tras un día de descanso obligado en el que la lluvia, la niebla y el viento no nos habían dado ni un respiro, salimos del hostal con la ilusión de llegar hoy al Teide que se nos ha estado resistiendo entre nubes y calimas y, todavía, no se ha dejado ver. Justo cuando Helena cierra la puerta del hostal, cae en la cuenta de que se ha dejado la luz trasera sobre la mesa de la sala y ya no la podemos recuperar pues no hay nadie dentro que nos pueda abrir. Ahora vamos las dos sin luz trasera, cosa que no nos gusta en absoluto, pero no podemos hacer nada.
Comenzamos subiendo por unas largas cuestas para salir de La Esperanza y, aunque está nublado y con un ambiente muy húmedo, nos sorprendemos al notar que no hace demasiado frío.
En cuanto dejamos el pueblo atrás, nos internamos en un frondoso bosque por el que vamos a rodar casi la mitad de la ruta de hoy.
El temporal del día anterior ha tirado algunos árboles que nos vamos encontrando por el camino y que tenemos fácilmente sorteamos.
Pasan los kilómetros y no salimos de la espesura del bosque donde la pista está en muy buenas condiciones y facilita mucho avanzar mientras al mismo tiempo admiramos los paisajes. Parece que en cualquier momento se nos van a aparecer unas hadas en mitad del camino.
Encontramos algún merendero, pero hasta el momento no nos hemos cruzado con nadie y así seguirá siendo hasta que nos acérquenos a la pista que baja a la Orotava, algo más frecuentada, principalmente por turistas alemanes. Mientras tanto, nosotras vamos encantadas, disfrutando en nuestra soledad del rumor de la naturaleza de este bonito lugar.
Según vamos subiendo, el cielo se va aclarando y vemos cómo, poco a poco, dejamos las nubes por debajo de nosotras.
Hasta que finalmente el día se queda completamente despejado y un enorme sol ilumina las copas de los árboles.
Antes de salir de la pista paramos a comer y miramos lo que nos queda por delante. Esta primera parte del día nos ha encantado pero nos ha llevado mucho tiempo recorrerla por lo que decidimos hacer lo que nos queda de camino hasta el Teide siguiendo la carretera.
Una vez que alcanzamos el Parque Nacional del Teide comienza el espectáculo. A partir de este momento vale más una imagen que mil palabras; el paisaje es francamente asombroso.
Por fin el Teide se asoma sin reparos.
El paisaje al otro lado de la carretera parece de otro planeta.
En un momento dado nos adelanta una ciclista muy simpática con la que cruzamos palabras de ánimo y nos dice que nos quedan 10 k de subida. Realmente serán 14 k y se nos harán eternos. Pero llegamos y lo hacemos congeladas y felices.
Una vez pasada la Base del Teide, los paisajes continúan siendo asombrosos y unos roques se suman a este desbordante festival de belleza.
Ponemos rumbo a Vilaflor donde pasaremos la noche en una antigua casa canaria reacondicionada como Bed&Breakfast.
Según los nuevos planes, mañana bajaremos hasta Los Cristianos y cruzaremos a la isla de la Gomera para hacer un día de BTT, bonitos senderos y divertidas bajadas sin las maletas a cuestas, algo que nos va a parecer hasta raro después de tantos días cargando el equipaje. Pero antes de dejar Tenerife, nos pasaremos por una tienda donde gestionaremos el tema de las cajas de bicicletas que tenemos que conseguir para poder viajar de vuelta a Mallorca.
Pero eso será mañana. Ahora, en Vilaflor, nos vamos a cenar a un pequeño local de comida canaria con un menú de lo más apetitoso y así ponemos fin a otro día inolvidable.