Último día de costa.
[lwptoc]
Último día de costa.
Un día más, me desperté con el canto de los mirlos y, bien temprano, estaba en la carretera. Largas horas rodando en solitario te dan para pensar, es como hacer otro viaje en paralelo a nivel mental. Estaba sintiendo algo nuevo, algo que no me había ocurrido en las otras ocasiones que había viajado en bicicleta: por un lado, tenía esa sensación de felicidad y libertad que experimento cuando disfruto de experiencias así, pero, por otro, sentía el agotamiento que mi cuerpo estaba acumulando día tras día por causa del calor y el estrés que los problemas mecánicos me estaban causando. Esto me obligaba a realizar un trabajo mental enfocado en conseguir que la balanza se decantara por el lado positivo. En los peores momentos, tenía que recordarme por qué estaba allí y lo afortunada que soy. Sin lugar a duda, la fuerza interior puede con todo.
Los paisajes que iba viendo eran muy similares a los de los días anteriores. Atravesaba bonitas localidades con sus pequeños puertos deportivos y el mar Adriático bañando sus paseos marítimos con sus tranquilas aguas.
Los puestos de cerezas eran una tentación demasiado grande como para resistirse a comprar esta deliciosa fruta. En alguno de ellos lo pagué caro, a precio de turista, pero de todo se aprende.
El supermercado más popular de la zona sur de Croacia es una cadena llamada Studenac. Había mucho producto procesado y poca fruta y verdura, pero me servía para ir apañándome hasta encontrar otras alternativas mejores.
El camino hasta Bibinje trascurrió en la línea de lo que venía viendo hasta ahora. Ya tenía ganas de algo diferente y de tomar rumbo hacia el interior donde encontraría montañas, dejando atrás los paisajes costeros que me habían acompañado a lo largo de las primeras jornadas del viaje.
Esa noche dormí en el camping Dido (www.kamp-dido.com) junto a la playa. Como vecinos tenía a un matrimonio alemán que viajaba con su caravana. Tuvieron el detalle de invitarme a una cerveza bien fría y estuvimos charlando durante un buen rato. Estos días me ha sorprendido ver la cantidad de turista alemán que hay en Croacia, están por todas partes. Ellos me explicaron que es un destino muy popular por la cercanía a su país y vienen mucho en busca del sol y la playa que no tienen en su lugar de origen. Al contrario que ellos, yo suspiraba por estar en las montañas. Y es que cada uno desea lo que no tiene.