Rovinj, la joya de Istria.
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Rovinj, la joya de Istria.
El día de descanso en Pula dio sus frutos y mi dolor de pierna había desaparecido cuando me levanté por la mañana. No pude decir lo mismo de los problemas técnicos, pero, tras hacer el cambio de pila matutino, pude seguir mi viaje rumbo a Eslovenia.
El día se levantó nublado y con la temperatura perfecta, de manera que tuve que sacar la chaqueta de manga larga que no me quité hasta bien entrada la mañana. Cuando ya había recorrido unos 10 km me di cuenta de que me había olvidado los bidones del agua en el camping y tuve que regresar a buscarlos. Esto ya me suponía el alargar en 20 km la etapa de hoy. Como casi no había desnivel y las temperaturas eran tan buenas, el contratiempo apenas me importó.
Mucha parte del día se desarrolló entre frondosos bosques atravesados por caminos de tierra prensada que no ofrecían ninguna dificultad, pero que, a su vez, me hicieron disfrutar mucho de la ruta hasta mi destino, el Camping Porton Nature Hideouts en Rovinj (www.porton.hr).
En cuanto tuve montado el campamento me fui paseando por la pequeña bahía que separa el camping del pueblo a lo largo de la costa, hasta llegar al casco antiguo.
Rovinj es un pequeño puerto pesquero construido en un promontorio sobre el mar. El campanario de la iglesia de Santa Eufemia domina el perfil urbano.
Una maraña de adoquinadas calles y apretujadas casas invitan al paseo. Antiguos palacetes dan paso al mercado repleto de productos locales con el aceite como principal protagonista.
Los mercados siempre son un buen sitio para tomarle el pulso a los lugares que visito, me encanta pasearme por ellos, hablar con los mercaderes y hacer algunas compras.
Rovinj tiene un encanto particular y, aunque puede parecer muy enfocado al turismo, es un lugar que todavía conserva su esencia y merece la pena ser visitado. Si pasáis por allí, os remiendo que no os la perdáis.