Etapa 3: Samil – A Guarda

Último día en Galicia, mañana cruzamos a Portugal.

[lwptoc]

7 de noviembre de 2021. 57 km / 632 m+

Nos levantamos con un frío que no podemos mover ni los dedos de las manos por lo que decidimos desayunar algo caliente antes de comenzar a desmontar las tiendas. Nos quedamos en la misma cafetería del camping donde volvemos a disfrutar de un copioso desayuno por un precio más que aceptable.

Mañana muy fría en Playa Samil

La tarde anterior pedimos información para ir a visitar las Islas Cíes pero el servicio de barcos estaba suspendido por lo que nos quedamos con las ganas de conocer ese maravilloso Parque Natural. Una vez que tenemos todo recogido nos ponemos en marcha y la primera parada la hacemos en un «chino» que nos encontramos a la salida de Samil. Helena había perdido el día anterior un tornillo del soporte del Garmin y yo quería ver si encontraba un secador de pelo de viaje. Las dos encontramos ambas cosas sin embargo, lo que seguíamos buscando sin éxito eran los cartuchos de gas para los hornillos.

Compras de urgencia

Seguimos camino pasando junto a iglesias y puentes, todos ellos con unos cuantos siglos de antigüedad, lo que impresiona bastante, sobre todo los que están bien conservados.

Iglesia románica de San Salvador de Coruxo

En la carretera de salida tomamos un escondido desvío que nos llevó por un camino de piedras hasta un bosque de hadas con su musgo y sus fuentes de agua por todos lados.

Bosques encantados

Se nota que es domingo porque nos encontramos con muchos más ciclistas que otros días. Nos paramos a hablar con un grupo de ellos, muy simpáticos, y estamos un rato cambiando impresiones. Nos aconsejan que en Baiona no dejemos de subir al castillo.

Encuentro con ciclistas locales

Seguimos ruta a través de los bosques de eucaliptos que con la humedad, desprenden su rico olor.

Bosques de eucaliptos

La ruta va sumando desnivel y cuando el camino sale del bosque tenemos unas estupendas vistas a nuestra derecha de las Islas Cíes sobre el mar en calma. ¡Una pena no haber podido ir a visitarlas!

Islas Cíes

Nos vamos encontrando con muchos canastros, el hórreo gallego, pero hay algunos que nos llaman la atención más que otros por su gran belleza. Antiguamente se destinaban a almacenar, secar y curar las panochas de maíz antes de desgranarlas. El maíz se utilizaba tanto para hacer pan como para pagar los diezmos a los hidalgos rurales que hacían de intermediarios con la iglesia.

Canastro
Territorio de bicigrinos

Poco a poco hacemos camino y llegamos hasta Negrín donde cruzamos este espectacular puente medieval. Por lo visto, aquí se hacía antiguamente un rito de fertilidad que consistía en que la mujer que quedaba embarazada, tenía que convencer al primer hombre que pasara por el puente después de las doce de la noche, de que vertiera agua sobre su vientre y aceptara apadrinar al pequeño.

Puente medieval de A Ramallosa

Llegamos a Baiona y nos paramos en el supermercado Claudio a comprar algo para almorzar. A la salida, una señora nos para y así, sin más, nos regala unos dulces de su tierra (alfajores y galletitas). Viviana es una argentina establecida en Galicia y nos cuenta que es la dueña del supermercado donde acabamos de hacer la compra. Estamos sorprendidas de tanta amabilidad y nos hacemos una foto con ella. Al igual que los chicos que conocimos unas horas antes, nos recomienda subir al castillo por lo que allí nos dirigimos sin pensárnoslo dos veces y aprovechamos el buen tiempo para almorzar en una mesa con bancos que encontramos junto a unos cañones en la muralla.

Comprando el almuerzo en el Supermercado Claudio
Almorzando en el castillo

La ruta de hoy nos está encantando a las tres. No dejamos de tener sorpresas a cada rato.
Continuamos y llegamos a Oia y su monasterio cisterciense del siglo XII. Este viaje rebosa de obras de arte, me encantaría poder pararme e investigar sobre cada una de ellas pero si así lo hiciera, nunca llegaría a destino.

Monasterio de Santa María de Oia
Un poco de bicipateo
Seguimos encontrando fuentes donde rellenar los bidones

La gran sorpresa del día está por llegar y nos la encontramos en el camino de piedras junto al mar. Un precioso halcón peregrino que no parece tener miedo de las personas, nos permite hacerle una buena sesión de fotos y vídeos.

Llegamos a A Guarda y la atravesamos con rumbo al camping (www.campingsantatecla.es) que se encuentra junto a la desembocadura del río Minho. Rodamos un rato por su orilla cuando el cielo está cogiendo los tonos rojizos del atardecer, todo un espectáculo. Al otro lado divisamos Portugal.

Nos instalamos y nos vamos a cenar un rico revuelto con grelos que tomamos con un par de vasos de rooibos bien calentitos, en el restaurante del camping.

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