Etapa 12: Peniche – Ericeira

Tras pasar una mala noche por el atracón en la cena de la noche anterior, salimos de Peniche para hacer una etapa recorriendo, en su mayoría, los acantilados de la costa. Si en algún momento habíamos pensado que, al ir junto al océano, el recorrido iba a ser llano, este iba a ser el día perfecto para salir del error.
Pasan los kilómetros y me pesan las piernas, soy incapaz de seguir el ritmo de mis compañeras. Paramos a hacer un café a ver si así me animo y me entra un poco de energía. Seguimos ruta y mis piernas van respondiendo mejor, el cansancio parece que va desapareciendo. Desafortunadamente, a Helena le comienzan unas molestias en el estómago y ahora es ella la que tiene problemas para continuar.
Vamos pasando por miradores y playas muy bonitas donde nos paramos a hacer fotos y descansar o comer algo rápido.

Poco a poco, Helena también se va encontrando mejor y parece que ya estamos las tres en condiciones de seguir.

Nos pasamos el día subiendo a los acantilados para acto seguido bajar a la siguiente playa, cada una más hermosa que la anterior. En la playa Santa Cruz, vemos una gigantesca piedra al fondo que, cuando la miramos desde el otro costado, descubrimos que tiene un gran agujero en su base. Desde el Miradouro de Praia Formosa, da la sensación de que esta inmensa roca ha caído directamente del cielo.

Según nos vamos acercando a Ericeira, nuestro destino de hoy, vamos notando un incremento del tráfico y más aun cuando nos metemos en una carretera nacional. A partir de aquí nos dedicamos solo y exclusivamente a sobrevivir al nulo respeto de los conductores hacia los ciclistas. A pesar de no haber arcén en la carretera, somos continuamente adelantadas en curvas cerradas, con otros vehículos viniendo de frente o en tramos de escasa visibilidad. Los coches y camiones nos pasan a pocos centímetros siendo muy pocos los que nos respetan manteniendo algo de distancia de seguridad entre nosotras y ellos. La situación nos estresa bastante y estamos deseando que se acabe esa pesadilla. Lamentablemente, todavía nos faltan muchos kilómetros para llegar. En momentos así nos damos cuenta del gran trabajo de concienciación que se está haciendo en nuestro país y especialmente en Mallorca, donde cada vez se nota en las carreteras, más respeto hacia el ciclista.
Nuestra alegría es infinita cuando llegamos a Ericeira, otro paraíso del surf, como se puede apreciar nada más entrar en ella.

Vamos a hacer unas compras al supermercado antes de registrarnos en el camping. Helena decide alquilar un teepee, una pequeña cabaña de resina simulando madera, que en su interior tiene un par de camas y una mesilla de noche que las separa. Tras el agotamiento de la etapa de hoy y con lo poco que dormí la noche anterior en Peniche, decido compartir teepee con ella y dormir esa noche en una cama en vez de en el suelo. Silvia se acomoda en su tienda de campaña a escasos metros de nosotras.

Nos duchamos y ponemos una lavadora. Cuando esta ya está terminada y metemos la ropa en la secadora, Helena se da cuenta de que se ha dejado una bolsa entera de ropa sucia en el teepee… Está claro que el cansancio que llevamos encima está haciendo mella en nosotras.
Al menos Ericeira nos deja un bello atardecer.